El Parlamento portugués avaló una ley que despenaliza la eutanasia, permitiendo a las personas con enfermedades incurables poner fin a su sufrimiento.
La ley fue aprobada por una mayoría de 129 votos a favor y 81 en contra, gracias a la mayoría absoluta de los socialistas en la cámara portuguesa.
Según la nueva ley, las personas mayores de 18 años que sufran una enfermedad terminal y un dolor duradero e intolerable podrán solicitar asistencia para morir, siempre y cuando sean mentalmente capaces de tomar una decisión.
La ley solo se aplicará a ciudadanos portugueses y residentes legales en el país, y no a extranjeros que viajen a Portugal buscando un suicidio asistido. El presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que es católico practicante, se opuso fuertemente a la ley, lo que resultó en cuatro aprobaciones anteriores del Parlamento que fueron devueltas para una revisión constitucional.
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