En varias ocasiones, a lo largo de 2020, la Organización Mundial de la Salud señaló que el aumento en el uso de los antibióticos por la pandemia de coronavirus está provocando que las infecciones bacterianas sean cada vez “más resistentes” a los medicamentos tradicionales.
Un estudio en Estados Unidos indicó que el 71 % de los pacientes con covid-19 recibieron antibióticos, pero realmente solo el 4% lo necesitaba.
La semana pasada, un portavoz de la OMS alertó puntualmente sobre una cepa de la infección de transmisión sexual (ITS) conocida como gonorrea, producida por la bacteria neisseria gonorrhoeae, que ha mostrado ser resistente a los antibióticos.
El funcionario manifestó que con la pandemia los tratamientos a infecciones de transmisión sexual se han visto interrumpidos, lo que ha generado un incremento en los casos de ITS no tratados adecuadamente y que un mayor número de personas que se automediquen.
Esta situación, señaló, puede impulsar la propagación de una supergonorrea con “un alto nivel de resistencia a los medicamentos- como azitromicina y ceftriaxona- recomendados actualmente para tratarla”.
En 2018 ya grupo de médicos británicos anunció la detección del “peor caso” de supergonorrea en todo el mundo.
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) explicó entonces que se trataba de un hombre que tenía una relación estable, pero se contagió de la “superbacteria” a inicios de ese año durante encuentro sexual con una mujer en el sudeste asiático.
Tras aplicarle los tratamientos tradicionales para la enfermedad los especialistas constataron que el paciente no respondía favorablemente. “Esta es la primera vez que un caso muestra una resistencia de tan alto nivel a estos medicamentos y a la mayoría de los otros antibióticos comúnmente usados”, explicó entonces la doctora Gwenda Hughes, del NHS.
De acuerdo con la OMS y los Centros Europeos para el Control de Enfermedades (CDC) era primera vez en el mundo que se reportaba un caso tan grave.
No obstante, no era la primera ocasión que un tipo de gonorrea resistente a los medicamentos causa conmoción dentro de la comunidad médica. ´También Reino Unido, en 2015, se detectó una cepa resistente a la azitromicina, aunque estuvo centrada en la ciudad de Leeds, en el norte de Inglaterra. Pero los expertos subrayaron que el caso reportado en 2018 era el más ”alarmante” de todos los registrados.
Síntomas de la enfermedad
La gonorrea es una infección de transmisión sexual que se contagia a través del sexo vaginal, oral o anal sin protección. Es una infección muy común, especialmente en las personas jóvenes de 15 a 24 años, de acuerdo con los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC).
Algunos de sus síntomas frecuentes incluyen una secreción genital espesa de color verde o amarillo, dolor al orinar y sangrado entre los periodos menstruales en el caso de las mujeres.
Entre las personas que lo padecen, un promedio de uno de cada 10 hombres heterosexuales y más de las tres cuartas partes de las mujeres y los hombres homosexuales no presentan síntomas fácilmente reconocibles.
La infección no tratada puede provocar infertilidad, enfermedad inflamatoria pélvica y puede transmitirse al feto durante el embarazo.
Cada año se reportan cerca de 90 millones de casos de gonorrea en el mundo. En 2020 se registró un incremento en un 17% de los contagios, la mayoría de estos en África, aunque en Occidente se ha visto un aumento “alarmante”.
Los CDC además informaron que las infecciones han aumentado en un 63% desde 2014 y hasta cinco millones de personas en Estados Unidos podrían infectarse con gonorrea en 10 años.
Amenaza mundial
El fenómeno mundial de la resistencia a medicamentos amenaza con destruir un siglo de progreso médico, señaló la OMS en noviembre pasado.
La resistencia a los antimicrobianos se produce cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos son resistentes a los efectos de los medicamentos, incluidos los antibióticos, lo que dificulta el tratamiento de las infecciones comunes y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, formas graves de infección y muerte.
Con motivo de la Semana Mundial de los Antimicrobianos (de 18 al 24 de noviembre), la OMS, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), lanzó un grupo de alto nivel “encargado de combatir la crisis que se acelera de la resistencia a los medicamentos”.
Sus dos copresidentas son la primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, y su homóloga de Barbados, Mia Mottley.
Este grupo reunirá a jefes de Estado, ministros y dirigentes de empresas y organizaciones de la sociedad civil.
“La resistencia a los antimicrobianos no parece tan urgente como una pandemia, pero es igualmente peligrosa”, afirmó el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa.
La resistencia a los antimicrobianos es “una de las mayores amenazas para la salud de nuestro tiempo” que “podría destruir un siglo de progresos médicos y nos deja indefensos frente a infecciones que hoy pueden ser tratadas fácilmente”, advirtió.
Los antimicrobianos son armas esenciales para luchar contra las enfermedades en los seres humanos, los animales y las plantas. Incluyen antibióticos, antivirales, antifúngicos y antiparasitarios.
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