CARACAS, VENEZUELA.- La Marcha de los Abuelos, la protesta convocada para este viernes en Caracas por la Unidad Democrática en su cruzada contra Nicolás Maduro, ha sufrido la represión de la Policía Nacional Bolivariana, que ha rociado con gas pimienta a la primera línea de ancianos. “¡Asesinos, malditos!”, claman los manifestantes, que no portan ni máscaras antigas ni escudos. Las fuerzas policiales, pese a mantener negociaciones previas con los manifestantes, ha vuelto a hostigar a los “protestantes”, como les llaman en Venezuela. De nada sirvió el cartel de “No + represión” que portaba uno de ellos.
Cientos de personas de la tercera edad se congregan en Chacaíto, al este de la ciudad, con la intención de marchar hasta las oficinas del Defensor del Pueblo. “Es la Marcha de los Abuelos, la gente del pelo blanco y la gente que carga años que hoy salimos a defender el derecho que tienen nuestros nietos al país que nosotros fuimos”, resume el diputado Arnoldo Benítez, famoso por la gigantesca bandera que porta en las manifestaciones.
Caracas amaneció ayer con varios contenedores gigantes cerrando el paso de una parte a otra de la ciudad y tapando puentes, tanto para vehículos como personas. “Es la nueva modalidad, algo inaudito, porque nuestra única fuerza es la moral frente a un gobierno inmoral”, sentencia el diputado, escoltado por varios parlamentarios.
“El pueblo somos todos, pero es a nuestros nietos a quienes están matando. Y eso es lo que vamos a solicitar, el derecho a la vida ahora y también mañana, porque en este país ya no hay vida para los jóvenes”, añade Benítez, que al frente de la Federación de Jubilados y Pensionados se han manifestado una decena de veces en un año. Incluso en mayo del año pasado llegaron, pese a los golpes, hasta la esquina del Palacio de Miraflores. Consiguieron entregar un comunicado a los ayudantes del presidente, “pero Maduro nunca nos ha contestado”.
A 200 metros, el despliegue policial avisa de que no habrá paso hacia el centro de la ciudad, una vez más. “¿Quiénes somos? ¡Los abuelos! ¿Qué queremos? ¡Libertad!”, gritan los más animados con su única arma, las palabras. (Fuente: El Mundo.es).
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