Te explicaremos lo que pasa en tu cuerpo cuando tienes emociones negativas hacia lo que estás comiendo.
Exploremos el sentimiento de culpa, te comes un pastel y después te sientes culpable o te juzgas por habértelo comido, entonces, el hipotálamo (que es una glándula endócrina que se encuentra en tu cerebro) registrará esta señal negativa y mandará señales a las fibras de tu sistema nervioso autónomo.
Esto a su vez activará las señales inhibitorias en tu aparato digestivo, lo que significa que no estarás metabolizando lo que estás comiendo de manera completa.
Ojo, cuando las señales inhibitorias disminuyen, tu capacidad de quema calórica también disminuye, lo que causará que deposites tu “pastel cargada de culpa” como grasa corporal.
Toda culpa en relación a la comida o negatividad que proyectas acerca tu imagen corporal causan reacciones bioquímicas que aumentan la producción de toxinas y disminuyen tu capacidad metabólica así como de tus procesos digestivos.
Por otro lado, cuando tienes emociones negativas hacia la comida, generas un estado de estrés crónico en tu cuerpo, y esto también afecta a tu metabolismo y bioquímica porque tu estado natural de sanación se interrumpe y como resultado tu metabolismo se altera.
Puedes estar comiendo un platillo que se considera que “engorda” pero si tu cabeza está tranquila y estás viviendo desde un centro de paz, amor y disfrutando de los momentos con tus seres queridos, el poder nutritivo de ese platillo se verá totalmente aumentado.
De la misma manera, puedes estar comiendo ese mismo platillo con sentimientos de ansiedad y culpa y como consecuencia se depositará como grasa corporal mucho más fácilmente.
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