WASHINGTON, EU.- Activistas de diversa procedencia se preparan para protestar en la investidura de Donald Trump como Presidente de EU.
Esperan confluir dentro o lo más cerca posible del perímetro de seguridad, con el fin de mostrar su inconformidad.
Este viernes, día en que el republicano jurará su cargo, decenas de miles de manifestantes se desplazarán a Washington para la que se espera que sea una de las investiduras presidenciales más conflictivas que se recuerdan desde las ceremonias de jura del cargo en los segundos mandatos de George W. Bush (2005) y Richard Nixon (1973).
Los cálculos oficiales indican que más de 1 millón de personas se dirijan este día a Washington, pero no todos estarán celebrando el comienzo de la era Trump.
Según The Washington Post, los funcionarios de la ciudad esperan más de mil 500 autobuses y la disponibilidad de alojamiento en la ciudad está casi a pleno.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) advirtió que aunque la protestas son legales, se pueden producir arrestos si los manifestantes bloquean el flujo de peatones en los espacios públicos, cruzan las barreras establecidas por la Policía, o acceden a propiedad privada sin permiso del propietario.
LAS RECOMENDACIONES
ACLU recomendó a los manifestantes que sean pacíficos y que dado el caso no se resistan a la detención.
DisruptJ20, Occupy Inauguration y Answer Coalition son los tres movimientos que se espera que hagan más ruido y puedan afectar la investidura, a la que se espera que acudan unos 900 mil personas, tanto en favor y en contra de la asunción de Mandatario.
“Esperamos alrededor de 100 mil personas”, explicó Lacy MacAuley, organizadora de DisruptJ20, que espera bloquear el acceso a los invitados a los bailes presidenciales y a los puntos de acceso al desfile inaugural de Trump y la primera Dama, Melania.
La coalición Answer quiere que su protesta sea aún más visible y ocurra ante los ojos del nuevo presidente republicano, para lo cual ha pedido a todos sus participantes concurrir a una plaza aledaña a la Avenida Pennsylvania, que acogerá el desfile, después de que una juez les negara el permiso para colocarse frente al hotel Trump.
En la mañana del viernes, varios grupos coordinados por DisruptJ20 tienen la intención de bloquear todas las entradas a los puntos desde los que se puede asistir al discurso y al desfile.
“Los grupos tienen total autonomía para decidir qué tácticas usar para evitar que se utilicen los accesos a la investidura. Estos son acciones no autorizadas y entendemos que puede haber detenciones o enfrentamientos”, aseguró MacAuley.
Los miembros organizadores de Occupy Inauguration, entre otros el Partido Verde, comenzarán una concentración el viernes que confluirán en una zona autorizada cerca de la Casa Blanca con DisrptJ20, lo que, combinado con el inmenso despliegue de seguridad y los movimientos de la comitiva presidencial, prometen sumir a la ciudad en la parálisis total.
Los miembros de DisruptJ20, que han establecido su cuartel general en la iglesia de St. Stephens, en el norte de la capital, aseguran que están recibiendo amenazas de individuos y de grupos como los “Motociclistas por Trump”, que se han erigido en los protectores de los simpatizantes del Presidente electo.
Los “Motociclistas por Trump”, que han venido siguiendo al Mandatario desde los días de campaña, aseguraron que montarán guardia para permitir que las decenas de miles de curiosos y fans puedan darle una cálida recepción.
El viernes también se manifestará DCMJ, un grupo con sede en Washington que encabezó el esfuerzo para legalizar el cultivo de la mariguana y la posesión de la hierba en el distrito.
“¡A lo largo del camino entregaremos 4 mil 200 cigarrillos de cannabis cultivado legalmente!”, señala la organización en un comunicado.
El sábado comenzará una nueva manifestación anti Trump convocada por Women’s March (Marcha de las Mujeres), que espera concentrar a 200 mil personas en un ambiente festivo y familiar.
En solo 24 horas, la Presidencia de Trump concentrará a tantos simpatizantes como opositores en una ciudad que se ha convertido en el escenario de la profunda división política del país.
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