En los límites entre Huanímaro y Abasolo se registra desde hace 6 años un fenómeno que aún no se ha tenido una explicación, se registran estruendos y temblores debajo de la tierra y éstos han ocasionado que se generen grietas en el suelo, incluso han afectado en campos de cultivo y viviendas en zonas pobladas.
En un inicio comenzó en la colonia Potrero de los Martínez en la ciudad de Abasolo y se extendió hacia las comunidades Otates, Copales y Ojos de Agua, en el municipio de Huanímaro.
El fenómeno inició en 2015 en la colonia Potreros de los Martínez en una zona de más de 50 viviendas, que se ubican cerca del Cerro del Brinco del Diablo, en ese entonces los vecinos de la zona hicieron el reporte a Protección Civil que se sentían extraños estruendos debajo de la tierra que se acompañaban de movimientos del suelo y que ocasionaban que sus viviendas se agrietaran.
Se habían reportado que más de 20 viviendas ya presentaban agrietamientos pero las autoridades no hicieron mucho caso a los afectados que temían por sus viviendas y nunca les dieron explicación sobre lo que ocurría.
Pasaron los años y en 2019, en la comunidad Otates del municipio de Huanímaro que colinda con el municipio de Abasolo comenzaron a reportar lo mismo. La gente señaló que el fenómeno podría ser debido a la explotación de material pétreo en un banco de tierra que hay en las inmediaciones, pero las autoridades no han confirmado o descartado la versión.
Ahora, el pasado 6 de octubre se registró este fenómeno en un nuevo lugar, la comunidad de Copales tuvo que ser evacuada por dos días debido a la existencia de estruendos que se sentían debajo de la tierra junto con movimientos del suelo a los que no se les hallaba explicación. Al ser ya más fuerte el fenómeno, causó alarma y pánico en la gente por lo cual intervino personal del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), que ha iniciado investigaciones oficiales del hecho.
Aún no se han hecho públicos los resultados de los estudios de este fenómeno que continúa extendiéndose a más zonas y se reportó que la madrugada del 6 de octubre se sintió en la comunidad Ojos de Agua del municipio de Huanímaro, colindante con el municipio de Abasolo.
Señalaron los habitantes que algunas calles que presentaron grietas, por lo que algunas vialidades fueron cerradas por personal de Protección Civil Municipal.
“Todo esto pasó una noche, no tuvimos terremotos ni nada, tampoco escuchamos los estruendos que oyen arriba del cerro, en Copales, no sabemos qué fue lo que pasó, pareciera como si el concreto de la calle se hubiera movido”, dijo uno de los lugareños sorprendido.
Los vecinos de las zonas afectadas temen que sus vidas y sus viviendas estén en riesgo.
La avenida principal de la comunidad Ojos de Agua, en Huanímaro, se quebró y se levantó el pavimento unos 30 centímetros, por donde cruza un arroyo de aguas negras. El fenómeno causó alarma en los pobladores que temen se repita lo que pasa en la vecina comunidad Copales, donde viviendas y calles han presentado grietas.
Esta falla no ha afectado viviendas en la comunidad Ojos de Agua y los vecinos señalan que no se ha sentido movimientos de tierra como en la comunidad de Copales, sólo presenciaron cómo en una noche el pavimento de la avenida principal se quebró y se levantó unos 30 centímetros.
Vecinos informaron que personal de Protección Civil sólo acordonó el lugar por unas horas.
Evacuan comunidad ante estruendos en la tierra
En la comunidad de Copales, en el municipio de Huanímaro el fenómeno afectó calles, viviendas, abrió la tierra en campos de cultivo y dañó la presa, en los límites con Michoacán; por lo que habitantes abandonaron sus viviendas ante el temor de que se caigan y Protección Civil evacuó a otros más.
El hecho se registró la mañana del martes 5 de octubre y los temblores siguieron el miércoles, sin que haya un registro oficial de su magnitud, dijo Miguel Ángel Vega Vargas, coordinador municipal de Protección Civil.
Alrededor de las 10:00 horas del martes hubo un sismo de alto impacto que ocasionó una grieta de un kilómetro de largo y hasta 330 centímetros de ancho en el bordo de la presa, que estaba a su máxima capacidad.
“La presa se vació en ocho horas, el agua fluyó hacia un banco de tepetate, sin causar daños a la zona habitada”, dijo Vega Vargas.
Mientras un equipo de geólogos determina las causas de los sismos, personal de Protección Civil dictamina las condiciones en las que se encuentran las 150 viviendas de la comunidad, de las cuales 7 presentan daños estructurales, hay grietas en tres calles asfaltadas y en tierras de cultivo.
Más de 2 mil 230 habitantes de la comunidad se reubicaron con algunos familiares.
Mencionó Vega Vargas que los sismos podrían estar relacionados con las lluvias.
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