Al menos siete personas murieron en Filipinas tras el paso del tifón Goni, el más poderoso de este año, que se abatió este domingo sobre el archipiélago, donde las autoridades hablan de condiciones “catastróficas” en algunas regiones, tras haber evacuado a cerca de 400 mil personas.
El tifón tocó tierra en la isla de Catanduanes con vientos de hasta 225 km/h y ráfagas a 310 km/h que arrancaron tejados, árboles y provocaron inundaciones.
Unas horas antes de alcanzar al archipiélago, Goni entró en la categoría de supertifón, pero al avanzar sobre la isla de Luzón, en dirección a Manila, perdió fuerza, según la agencia meteorológica de Filipinas.
En las próximas 12 horas se esperan “vientos de una violencia catastrófica y lluvias intensas y torrenciales” en la región de Bícol, en el sureste de la isla de Luzón y en la de Catanduanes, advirtió la agencia.
En Catanduanes, la situación es “extremadamente peligrosa”, ya que se teme un aumento del nivel del mar de hasta tres metros y daños debido al viento.
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