WASHINGTON, EU. –Trece días después de que el huracán María sumiera a Puerto Rico en la devastación, Donald Trump irá este martes a la isla en medio de la crisis política que ha abierto él mismo con su lenta reacción al desastre en el Estado libre asociado a Estados Unidos y sus ataques a la alcaldesa de San Juan.
La impresión que tienen muchos es que Trump da menos importancia al peor huracán en Puerto Rico en casi 90 años de la que dio a los ciclones que azotaron Texas y Florida justo antes. A esos dos estados viajó a los cuatro días de que fueran azotados por los meteoros Harvey e Irma, respectivamente.
La sensación que han tenido tradicionalmente muchos puertorriqueños de ser tratados como ciudadanos de segunda se ha profundizado estos días. Puerto Rico tiene 3.4 millones de habitantes, una cifra mayor que una veintena de los 50 estados norteamericanos.
En suelo estadunidense continental vive una cantidad similar, principalmente en el estado de Nueva York y en el de Florida. Y políticos de esos lugares, tanto demócratas como republicanos, han visitado la isla antes que el propio presidente, algunos, como el senador republicano Marco Rubio, casi inmediatamente después del paso del ciclón.
Los ataques de Trump a la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, después de que esta públicamente criticara el optimismo expresado por la secretaria interina de Seguridad Nacional pese a la devastación que sufre la isla, han desatado gran indignación.
“Quieren que se lo den todo hecho cuando esto debería ser un esfuerzo común”, dijo Trump refiriéndose a Yulín, a la que achacó además un “pobre liderazgo”.
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