CANCÚN, Quintana Roo.- Proyectiles que rompen los parabrisas de los autos, los faros, despostillan las paredes, rompen el PVC del desagüe y que hoy ya cobraron la vida de al menos una mascota, es algo con lo que tienen que lidiar vecinos de la Donceles 28, a quienes les caen constantemente pelotas de golf del campo de Puerto Cancún.
“Ya tiene tiempo que están cayendo pelotas de golf a nuestras casas, está es una de ellas, a mí me tocó estando en el patio de mi casa, oí que cayó algo, busqué y era la pelota… Y más que nada lo que ya se nos hace muy grave y nos hace ruido, por eso queremos hablar con las autoridades, es que antier una de estas pelotas le pegó al gato de una vecina y murió, estando la mamá de la vecina, imagínense que le hubiera caído a la señora, desafortunadamente le dio al gatito y falleció”, declaró Rosa María Gómez.
Los vecinos aseguran que han sido ya varias veces las que intentan hablar con representantes o responsables del complejo Puerto Cancún, pero no les resuelven, no los atienden o simplemente les dicen que no son sus pelotas, pese a que algunas están rotuladas.
“Esperemos que ahora sí nos hayan caso, antes de que esto llegue a mayores… Hay una vecina a la que le rozó cerca de la oreja, tendiendo su ropa, ella sí fue a hablar con ellos y ninguno se ha hecho responsable y no queremos que después del niño ahogado tapen el pozo”, contó Elsa Díaz.
El caso ya fue presentado a Bienestar Animal y esta semana se tendrán reuniones con Protección Civil, en espero de que las autoridades intervengan.
“Ya se le tocó el tema a la presidente municipal, ahorita con los vecinos se está haciendo un escrito… Es un problema muy delicado, porque esperemos que ni le caiga a un niño o a una persona que esté pasando”, declaró Victor Alfonso Brcensas Zavala, presidente de colonos quien hizo un llamado a las autoridades para que los ayuden a dar solución a esta problemática.
Los colonos de la Donceles 28 aseguran que no les interesa que se clausure el campo de golf o que dejen de jugar, simplemente piden una malla lo suficientemente alta para que impida que las pelotas pasen de su lado y se conviertan en un peligro para todos los que allí viven.
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