PRETORIA, SUDÁFRICA.- La Policía usó granadas aturdidoras, balas de goma y cañones de agua para disolver una serie de manifestaciones en Pretoria contra la presencia de inmigrantes.
“¡No tenemos odio, no tenemos odio!”, gritó un extranjero filmado por la emisora local NCA.
Los agentes trataron de mantener a los manifestantes alejados de los migrantes que se habían congregado para expresar su alarma ante los ataques recientes.
El jefe de Policía Khomotso Phalane señaló que se arrestaron a 136 personas en las últimas 24 horas.
Esta nueva ola de violencia por parte de sudafricanos contra inmigrantes comenzó el 11 de febrero en Rosettenville, en el sur de Johannesburgo, donde grupos de vecinos incendiaron 10 casas pertenecientes a ciudadanos nigerianos en las que aseguraban que se ofrecían drogas y prostitución.
En los últimos días, se han repetido los saqueos en propiedades de nigerianos y otros inmigrantes africanos en Johannesburgo.
La Fundación Nelson Mandela criticó a las autoridades en un comunicado por autorizar una marcha del odio.
“Los sudafricanos no deben atribuir toda la delincuencia a los extranjeros”, dijo el Presidente Jacob Zuma en un comunicado.
“Muchos ciudadanos de otros países que viven en Sudáfrica son respetuosos de las leyes y aportan a la economía de manera positiva”, añadió.
“Está mal calificar a todos los extranjeros de narcotraficantes o traficantes de seres humanos”.
El Presidente reiteró que el Departamento de Asuntos Internos tomará medidas contundentes contra todas las compañías que continúen contratando a migrantes indocumentados, práctica que calificó como peligrosa y enfrenta a los nacionales con los extranjeros.
“Deben parar las amenazas y contraamenazas en las redes sociales. Todos deben ejercer autocontrol, respetar la ley del país y trabajar juntos para combatir los delitos y construir comunidades más seguras”, expresó Zuma.
A pesar del alto nivel de desempleo, Sudáfrica es una de las economías mayores del continente, un imán para gente de países mucho más pobres.
El rencor a los extranjeros ha tomado en ocasiones un cariz mortífero en Sudáfrica, donde se los acusa de quitar puestos de trabajo a la población de un país donde el desempleo supera el 25 por ciento. También son culpados por el tráfico de drogas y otros delitos.
En 2015, las manifestaciones contra los inmigrantes en y alrededor de la ciudad de Durban dejaron seis muertos. En 2008, hechos similares causaron unas 60 muertes.
Sé el primero en comentar