Según las proyecciones de gobiernos y empresas involucradas, al final de este 2020 podrían empezar las primeras producciones masivas de vacunas contra el Covid-19. La industria tecnológica y farmacéutica de numerosos países lleva meses preparando el antídoto para esta enfermedad, que ya ha contagiado a casi 60 millones de personas y dejado más de 1,4 millones de víctimas mortales.
Se espera que en las siguientes semanas salgan a la luz más resultados de los 260 estudios que se están llevado a cabo, pero de momento se conoce cómo serán las vacunas de la compañía Moderna, de Pfizer/BioNtech, de Oxford/AstraZeneca y de Sputnik V. Las tres primeras tienen previsto suministrarse en el mundo occidental mayoritariamente, ya que han sido desarrolladas por países europeos y Estados Unidos, pero Sputnik V tendrá un mercado más restringido.
Según sus propios cálculos, la opción de Pfizer/BioNtech garantiza una inmunidad teórica del 95%, la de Moderna del 94,5%, la de Oxford/AstraZeneca del 90% siempre y cuando se administre media dosis en la primera toma y la Sputnik V del 95% pasados 42 días. Esto se debe sobre todo a las diferencias de su composición.
¿De qué están hechas estas vacunas?
Tanto Moderna como Pfizer/BioNtech han apostado para sus proyectos por el ARN mensajero, una técnica novedosa en fármacos que teóricamente aporta mejores datos de inmunidad, pero que al ser nueva puede generar ciertas dudas en la práctica. Moderna y Pfizer son compañías estadounidenses y BioNtech alemana.
En la vacuna se inyecta este ARN envuelto en una cúpula de lípidos con la intención de que ordene al cuerpo fabricar un antígeno específico para luchar contra el virus, en este caso sería la proteína Spike S del coronavirus que permite que este se pueda adherir a la célula e infectar al cuerpo.
Esta molécula será detectada por el organismo y este empezará a fabricar anticuerpos de forma masiva y linfocitos T que eviten futuras infecciones. Aunque ambos proyectos son muy similares y tienen como objetivo que el cuerpo genere la proteína Spike S, se diferencian en temas técnicos a la hora de conseguir la respuesta de anticuerpos.
Oxford/AstraZeneca apostó por algo muy diferente y, a la vez, mucho más tradicional. Su vacuna está hecha a través de la versión atenuada y modificada del virus del resfriado común de los chimpancés, también conocido como adenovirus. El patógeno ha sido transformado para que exprese, al igual que las anteriores, la proteína Spike S y que el cuerpo reaccione ante ella.
La apuesta rusa, conocida como Sputnik V, también usa un virus vector como la de Oxford. Este virus está inactivo y no puede reproducirse, por lo que genera también una respuesta inmune del cuerpo que permite la inmunización. Esta inyección llegará a pocos países europeos debido al veto hacia la misma, sumado a que solo está certificada en Rusia, pero sí podría llegar a países con climas más tropicales y de difícil acceso, por lo que ya se ha lanzado una versión deshidratada que facilite el transporte.
¿Son fáciles de conservar?
Aunque las versiones de Moderna y Pfizer/BioNtech son las que han demostrado una mayor tasa de inmunidad, su conservación se complica para muchos países. Pfizer/BioNtech necesita temperaturas de entre -70 y -80 grados centígrados para conservar su vacuna.
Esto requiere que se usen ultracongeladores o hielo seco para su conservación, algo que no está al alcance de todos los países, en especial aquellos con condiciones de desarrollo tecnológico inferiores y climas tropicales. A esto hay que sumar que, en frigoríficos comunes, a temperatura de entre 2 y 8 grados, solo se conservaría cinco días. La compañía ha prometido revisar estos resultados.
Un escenario más optimista promete Moderna. La apuesta del Gobierno estadounidense necesita -20 grados centígrados para aguantar seis meses con las características intactas y, en caso de estar entre 2 y 8 grados, podría resistir un máximo de 30 días.
Y mucho más fácil se plantea la opción de Oxford/AstraZeneca y Sputnik V: ambas pueden aguantar perfectamente entre los 2 y los 8 grados centígrados. Esto hace que se abaraten notablemente los costos de almacenaje y que las dos versiones sean óptimas para llegar a países de recursos limitados.
Un costo muy dispar
La cuestión del almacenaje es primordial para determinar el precio final de las vacunas. Por ello ya se sabe que Oxford/AstraZeneca será la más asequible del mercado, al costar unos 3,5 dólares.
Por su parte, Rusia ha anunciado este 24 de noviembre que su versión “costará menos de 10 dólares”, algo de lo que han presumido desde el Kremlin, ya que su apuesta tiene una eficacia teórica similar a la de sus competidores estadounidenses.
En el caso de la vacuna de Pfizer/BioNtech el costo se eleva hasta los casi 19 dólares por persona y Moderna cobrará entre 23,6 y 35,4 dólares por persona. Estos costos son inasumibles para una gran parte de la población mundial y para muchos de los países más poblados del mundo, lo que limita seriamente el uso de estas versiones en países en vías de desarrollo.
¿A partir de cuándo comenzarán a aplicarse?
Pfizer/BioNtech aseguró que, si pasa los controles finales pertinentes en organizaciones estadounidenses y de la Unión Europea, tendrá 50 millones de dosis listas para el final del 2020 y unos 1.300 millones durante 2021. De esta compañía se inmunizará una parte importante de la Unión Europea, Estados Unidos y América Latina, que ya han confirmado por adelantado la compra de dosis para sus poblaciones.
Moderna ya ha confirmado que tendrá disponibles 20 millones de dosis para finales de 2020 y entre 500 y 1.000 millones para 2021. La distribución de este fármaco será menos extendida. Aunque la Unión Europea espera tener varios millones de dosis procedentes de esta compañía estadounidense, se espera que sea Estados Unidos quien se beneficie de la vacuna prioritariamente, ya que ha sido la apuesta fuerte del Gobierno de Donald Trump.
La distribución más ambiciosa será la de AstraZeneca, que previsiblemente será la que llegue a más población porque para finales de 2020 espera tener unos 200 millones de dosis, a los que se sumarán otros 700 millones en el primer trimestre de 2021. La compañía empezó a fabricar dosis por su cuenta antes de que se publicaran los resultados y se aprobaran distribuciones, algo que podría hacer que tome la delantera en la carrera para llegar al cliente final.
Está por ver por qué esta vacuna presenta tasas de inmunidad del 90% si en la primera toma solo se administra media dosis y en la segunda una dosis completa. Los científicos no han logrado averiguar por qué al administrar dos dosis completas la inmunidad se reduce al 62%.
En el caso de Sputnik V, tan solo se ha confirmado que llegará a sus clientes en enero de 2021.
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