Recientes estudios han revelado que una gran proporción de la población, entre el 20 y 50% de las personas, podría albergar células-T, cuyas funciones son parte importante del sistema inmunitario adaptativo, que reconocen el nuevo coronavirus pese a no haber tenido contacto con él.
Estas células-T son probablemente rezagadas de luchas pasadas con otros coronavirus relacionados, incluidos los que suelen causar los resfriados comunes.
Los linfocitos T activados son los responsables de la inmunidad celular destruyendo células infectadas.
“Si tiene una población de células-T armadas y listas para protegerlo, podría controlar la infección mejor que alguien que no tiene esas células con la reactividad cruzada”.
Lo que en teoría, demuestra que las células-T con reactividad cruzada pueden “proteger casi como una vacuna”.
Otros estudios han demostrado que las células-T con reactividad cruzada pueden proteger a las personas contra diferentes cepas del virus de la gripe y, tal vez, otorgar un rastro de inmunidad contra el dengue y la enfermedad del Zika.
Algunos investigadores han encontrado casos de personas en EE.UU., Alemania, Países Bajos, Singapur y Reino Unido que nunca han estado expuestas al nuevo coronavirus, pero que portan células-T que reaccionan al covid-19.
Cabe señalar que los coronavirus comunes que causan resfriados pueden ser una fuente potencial de células-T.
Por lo que varios investigadores destacan que existe la probabilidad de que, si estas células se encuentran con algo de un gran parecido con lo que han afrontado antes, aún pueden despertarse para luchar, incluso si el invasor es totalmente nuevo.
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