Las dos realidades de Laura Fernández y la única de Puerto Morelos

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Puerto Morelos, el municipio más joven de Quintana Roo convulsiona. Sus habitantes sobreviven a las ocurrencias de su presidenta municipal; sus empresarios están hartos de que cada vez que Laura Fernández Piña se acerca a ellos, es sólo para pedirles dinero, usando a su secuaz Tirso Esquivel. El pretexto es lo de menos.

Esta es la realidad cotidiana del onceavo municipio; los ciudadanos, la mayoría, están muy molestos con la administración municipal debido justamente a eso, a las ocurrencias, a las decisiones unilaterales, a la opacidad, en fin, están hartos de que Laura Fernández Piña se desempeñe y dirija a los ciudadanos como si fuesen sus súbditos.

El pasado 5 de junio, ante la inconformidad de una de sus muchas ocurrencias: la remodelación del parque central de Puerto Morelos, Laura ordenó a uno de sus esbirros que arremetiera contra la ciudadanía, la orden la ejecutó al pie de la letra su jefe de la Policía Turística, Alfredo Serrano, quien ordenó a quién golpear, a quién detener y a quién asechar.

Carlos Alberto Moyano Menchaca, esposo de Laura Fernández Piña, es el mayor beneficiario de esa administración pública. Al municipio de Puerto Morelos se gobierna como si se tratase de un feudo.

LA OTRA REALIDAD, SU MILLONARIA VIDA

Pero mientras todo eso efervesce, la familia de Laura Fernández vacaciona en estos momentos en Miami, Florida, como de costumbre: la vieron abordando su lujoso yate.

Con Carlos Alberto, sus hijos y los propios, Laura se desenvuelve como si fuera una estrella de la música, actriz internacional o una millonaria empresaria con ingresos suficientes para comprar un inmenso yate, porque en Cancún no pudo zarpar de su otro yate… ¿pero será que el sueldo de presidenta municipal le habrá generado lo suficiente para comprarse dos yates?

Habrá que revisar su declaración 3 de 3 para averiguar si el hotel flotante se encuentra relacionado y sobre todo, si se explica detalladamente cómo fue que los adquirió.

Laura vacaciona en La Florida y lo hará por varios días, mientras el municipio arde en la inconformidad y el conflicto de intereses, de ese tamaño es el interés que la presidenta tiene en su municipio.

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